ISSN 2215-972X
ISSN 2215-9738

San Juan de Pasto, Nariño , Colombia

PORTADA PRIMER NÚMERO

PORTADA PRIMER NÚMERO
Ilustración de Jhon Felipe Benavides ©

20 de octubre de 2010

PANTALLAS (Cine y televisión)

LA IMAGEN QUE LO DICE TODO:
¿NECESITAMOS UN REEMPLAZO
DE MIL PALABRAS?
Por Guillermo Jaramillo
Medellín


La sumatoria de gramáticas en torno a la imagen
provenientes de la televisión, las nuevas
tecnologías y el cine, ha hecho que muchas veces,
de manera inconsciente, la cultura cotidiana
de las mayorías ponga en entre dicho las
definiciones que señalan qué es y qué no es
la realidad. En el cine, por ejemplo, que está
constituido de un lenguaje cuyo contenido son
l
enguajes, se plantea una incuestionable realidad:
se refiere al mundo desde su propio lenguaje.


....Hoy día pasan muchas imágenes ante nosotros, pasan tantas que a veces es difícil no confundirlas con la realidad, porque todas ellas nos dicen y nos repiten que pretenden ser no un remedo de ésta, sino una fiel copia.
.... Si es difícil tomar distancia ante la realidad, lo es por igual o más, ante este cúmulo de realidades virtuales, hoy presentes en los videojuegos, en la televisión, en la Internet, en las pantallas de computador, en los blackberries, en el cine…
....Lo que estas imágenes contienen no está despojado de ideología, por el contrario, son un completo ideario listado como audiovisual. Baste saber que el hecho de que un videojuego se exprese ante nuestros ojos como una composición de imágenes que actúan bajo nuestras órdenes, no evita que moldeen el comportamiento del jugador-espectador. Al igual que ocurre con la televisión, a través de cuyas series, norteamericanas en su mayoría, hace unos cuantos años se modeló nuestra forma de amar, soñar, conversar y hasta nuestra forma de comer (cosa que hoy hacen a través de un extraño reciclaje de los comportamientos, las telenovelas de producción local).
.... Antes pudo hablarse de ciudadanos no expuestos al bombardeo de las imágenes; hoy en cambio los ciudadanos urbanos pasamos la mitad del tiempo ante realidades reflejadas en una pantalla y la otra, ante realidades que pasan simplemente ante nuestros ojos. Nuestra memoria se va componiendo cada vez más de una mezcla de imágenes, las unas recibidas por nuestros sentidos (el ojo principalmente) y las otras filtradas por guionistas, fotógrafos, productores, directores y diseñadores gráficos.
.... Entonces, ¿cómo construir un pensamiento acrítico a través de las imágenes actuales, por ejemplo, a través del cine comercial predominante en las últimas tres décadas?
.... Primero que todo, dándonos una certeza. Esa certeza es esa respuesta tranquilizadora que necesitamos tanto los seres humanos. Lo visto en las pantallas se constituye como un reemplazo o posiblemente como una explicación, de tal forma que cuando salimos a la calle tenemos una verdad proporcionada desde los medios audiovisuales, ¡esos nuevos púlpitos! Porque los pensamientos influyen en lo que vemos, y viceversa, de modo que se establece una reciprocidad intrínseca entre lo que aprendemos y lo que hacemos, o lo que percibimos en nuestro entorno y lo que realizamos sobre él. Una característica de la visión humana es su actividad selectiva y su condición constructiva. Si lo que vemos en las pantallas no tiene el componente de la duda, de la lectura entre líneas, ¿Qué pasará finalmente con esa labor selectiva y con esa condición constructiva?
.... Mejor dicho, y antes de cualquier conclusión pesimista, ¡qué bueno que la vista nos siga ayudando a analizar lo que vemos, tanto si lo que vemos es una trifulca callejera o una película de Adolfo Aristarain! Por eso, nada mejor que seguir promoviendo el cine de autor, la televisión comunitaria, la televisión pública de carácter participativo e incluyente, y el uso de los videojuegos y la Internet para actividades de corte contracultural.
.... En segundo lugar, en el análisis de imagen influyen nuestros patrones internos, nuestras expectativas y nuestra “aprehensión del mundo”, en definitiva, está influida por un análisis subjetivo. Si en el ideario colectivo termina por mandar lo preconcebido, esa realidad contrahecha pero determinante que el poder, que es en últimas de lo que estamos hablando, quiere implantar, saldríamos a la calle a ver lo que quieren que veamos sin ningún tipo de filtro o contrapeso crítico.
En referencia al factor ideológico, se puede aludir a la planicie de las imágenes. Una manera de tomar distancia de lo que se ve, es haciendo que lo reflejado en la pantalla tenga posibilidad de ser “leído”, o que las imágenes mismas tengan grados de autocrítica, o que deriven hacia la polémica con la pregunta “¿qué quiso decir?”
.... El cine en particular, habla del mundo, y este mundo sólo llega al hombre a través de inevitables capas de lenguaje. Sin lenguaje, el universo no tiene sentido (el sentido –todo sentido– lo proporciona, precisamente, nuestra capacidad lingüística, o sería mejor decir, semiótica). Aún André Bazin, el más comprometido teórico del realismo cinematográfico, “creía que el mundo tiene un sentido y que nos habla en un lenguaje ambiguo si nos preocupamos de escucharlo, si silenciamos nuestro deseo de que ese mundo signifique lo que nosotros queremos” 1. Por esto, hablar del contenido de un film sin adquirir plena conciencia de que lo que todo film exhibe es para decirlo de algún modo, una fabricación semiótica, es pecar de la mayor ingenuidad, es suponer que la realidad que exhibe el cine es un recorte de la “realidad” del mundo, de la cual él constituye un espejo o quizás una ventana.
.... Mas si lo que el cine “habla” no es la realidad misma, no quiere decir que los films no representen al mundo desde la composición de imágenes y signos (es en esencia lo que hacen), ni que su hacer no sea profundamente una proyección de lo ideológico (precisamente, esto es lo que es). En esa perspectiva, la relación entre el responsable concreto de un acto de lenguaje (un director de cine o, en otro contexto, un periodista) y lo que plantean sus discursos, pasa por los dispositivos del lenguaje: la ideología de un discurso se apoya en el valor y el valor tiene lugar inevitablemente en el lenguaje (en el caso del cine el lenguaje viene del otro lado de la imagen).
.... Analizar un film no se reduce a recomponer la historia que él refiere, como si se tratara de un acontecimiento en cierta medida extraído directamente del mundo, para a la postre valorar el “agregado” que el lenguaje orienta sobre él, desde las connotaciones que en la misma dimensión del lenguaje se generan. No es que el cine “extraiga” la realidad que es el “contenido” y luego la interprete por medio de la “forma”, sino que, como lo plantea Giannetti “forma y contenido son matices de una misma realidad hecha de lenguaje” 2.
.... Por eso, los términos “forma” y “contenido” no son tan disímiles como algunas veces lo parecen. Sin embargo, en muchos aspectos, los términos son sinónimos. La forma de una toma –la manera en la que un sujeto es fotografiado– crea su verdadero contenido pues no siempre es necesario lo que se percibe del sujeto material en la realidad (que algunas veces se oculta y sumerge).
.... En suma –y para concluir– analizar con pertinencia un film requiere hablar de su lenguaje –tanto como, por ejemplo, hablar de la novela requiere del conocimiento reflexivo de la lengua escrita–, de sus posibilidades significantes, de sus vericuetos, de sus alcances y sus convenciones. Todo discurso analítico sobre el cine debe empezar por preguntarse, con detenimiento, cómo está constituido su lenguaje y qué tanto deviene del poder constituido

1 Citado por DUDLEY ADREW, J. Las principales teorías cinematográficas. Barcelona: G. Gili, 1978. p. 206.
2 GIANNETTI, Louis D. Metáforas cinematográficas. Madrid: Prentice Hall, 1990. p. 247.

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