ISSN 2215-972X
ISSN 2215-9738

San Juan de Pasto, Nariño , Colombia

PORTADA PRIMER NÚMERO

PORTADA PRIMER NÚMERO
Ilustración de Jhon Felipe Benavides ©

20 de octubre de 2010

EL CRONISTA (Crónica) Avatares de una isla Por Federico Cabrera. México


AVATARES DE UNA ISLA
Por Federico Cabrera
México


Isla Mujeres es el avatar terrestre que se encarna
a sí mismo por sí mismo. Sus mitos reales y
verdades imaginarias dan lugar a la memoria, la
espera y la anticipación. Por eso los personajes de
esta crónica, Hemingway y Cosme, que persiguen
al Gran Pez del destino, se re-encuentran y
deslizan entre la isla y el vaivén de cada instante.

Ilustración de Edisson Arciniegas ©

“Cuando atrapas un atún después de una pelea de seis horas, cuando luchas hombre contra pez hasta que tus músculos sienten náusea por el terrible estiramiento, cuando por fin lo subes a bordo, azul-verde y plateado desde el perezoso océano, entonces puedes sentirte purificado y comparecer sin rubor ante los dioses antiguos”
Ernest Hemingway

....Isla Mujeres no es una isla, es Ixchel, la diosa maya, esposa del Sol, Itzamná. La diosa de la luna, la diosa Madre, de la fertilidad, de la medicina y del parto… “La Diosa de hacer niños” cuya silueta quedó esculpida sobre el manto turquesa del Caribe.
.... Si te asomas desde el cielo, podrás ver el avatar, la encarnación terrestre de su cuerpo calizo, color de cobre, café-rojizo, color de raza mexicana.
.... Humilde y orgullosa, esbelta, bella, confiada y en paz; sonriente, mujer enamorada, plena y satisfecha, con la virginidad intocada después de tanto hacer el amor.
.... Las manos en oración que cuidan a su amada Patria con un escudo de arrecifes, alaban a Kaan Kun “el nido sagrado de la Serpiente”, símbolo de sabiduría y astucia.
.... Retozan sobre ella sus hijas, Ixchebel Yax, Ixbunic e Ixbunieta, que juegan con sus muñecas, ídolos de barro en forma de mujer que hallaron por ahí regados los conquistadores conquistados, atrevidos, que terminaron enamorados por aquella tierra a la que llamaron “Isla Mujeres”.
.... Una Virgen en forma de isla, peinada con un penacho que es su Playa Norte, abraza contra su pecho a la Bahía de Mujeres y le da vida en su vientre a la laguna de Makax, mientras flota sobre sus diminutos pies en punta que se entierran en el agua, hacia el Sur.
.... “Isla Mujeres”, avatar de mitos reales y verdades imaginarias donde el pirata Mandaca ¡murió de amor!, por culpa de la Trigueña Martiniana Gómez Pantoja, quien ¡no tuvo corazón!; seres de “carne y hueso” de un cuento mítico. ¿…Un pirata bueno…? ¿…Una mujer sin corazón…? ¡No existen!, pero existieron. A él se le vio morir, de ella, no se supo más… Fueron tan reales como Santiago, el marinero en el que Hemingway se convirtió para ir a atrapar a su Gran Pez, cansado de “ochenta y cuatro eternos días” de haber pescado sólo decepción.
.... “…era un viejo que pescaba solo en una barca…”, y era 1953 cuando Santiago partió de Cuba con sus sedales, un par de sardinas por carnada, una botella de agua y un trago de esperanza; además de dos remos para impulsarse y un bat beisbolero para ayudar a dormir a su presa al momento de hacerla pasajera. Manolín, el chamaco pescador que siempre le acompañaba, no pudo ir entonces con el viejo porque sus padres se lo negaron, al advertirle que aquel anciano estaba “…definitiva y rematadamente sala’o…”. Así que el viejo partió más solo que viejo.
.... Un pasaje imaginado de El viejo y el mar cuenta que ni Santiago, ni Manolín, ni Cuba, sabían lo que les esperaba. A Cuba le quedaban sólo siete años de vida antes de caer prisionera, y al viejo ¡medio siglo!, para llegar hasta “La Isla de las Mujeres”, la Isla de Ixchel, la isla de libertades esposada a su patria mexicana. País libre que encadena a propios y extraños con la belleza de su territorio y el abrazo amoroso de su gente.
....Santiago fue atrapado por un gran pez, un pez nunca visto, ni por él, ni por Hemingway, ni por nadie. Un pez en forma de mujer, quien lo fue llevando con todo y barca hacia las profundidades de los sueños, donde navegan los marineros rumbo a la eternidad.
....Fue así como el espíritu de Santiago llegó hasta “La Virgen del Farito” la que cuida a marineros y habitantes, a quien se encomiendan los que se hacen a la mar, como se encomendaban a Ixchel los navegantes mayas.
....No es coincidencia, ni mito, sino avatar de la vida, que Cosme Alberto Martínez Magaña, un pescador, nacido en Isla Mujeres en 1942, le diera por hacerse a la mar cargado de esperanzas y sedales. Niño marinero, aprendió las artes de su abuelo Ignacio y su padre Mariano. El tiempo y el mar le dieron a Cosme Alberto sus peces y él con Flor Elena, le dio dos hijos a la vida. Y se hizo del “Neptuno”, su primer barco, para batallar con tiburones y tortugas gigantes, cuando aún no era pecado interrumpir a las caguamas en el trance del amor, por ser simplemente una forma honesta de vida que el ecosistema de entonces bendecía.
....Con los años Cosme Alberto aprendería que aquellos elefantes chaparros y sin trompa disfrazados con caparazón, ya no podrían ser más sus presas, por lo que juró ante la diosa Ixchel y ante la Virgen del Farito, que los dejaría en paz para que las futuras generaciones pudieran pescarlos con la lente fotográfica.
....Así, en paz con Dios y con su entorno, Cosme Alberto se dedicó a la aventura que le diera de comer a sus ancestros y la convirtió en un sano y legítimo deporte, en el que concursan por la vida el hombre y el pez.
....A los 23 años, Cosme Alberto, emulando a Santiago, se lanzó junto con su amigo Aristeo “El Manchado” al encuentro con el “enemigo”. Fue entonces cuando apareció aquél enorme “toro bravo”, un Marlín Azul, de 900 libras, 450 kilos de peso, con un cuerpo de más de tres metros y medio. Seis horas de lucha continua fueron necesarias para vencerlo. Casi el mismo tiempo que al Santiago de Hemingway le tomó lidiar con ese atún que “le tensó los músculos hasta la náusea”.
Finalmente el pez obedeció con nobleza entregándose en tributo a su contrincante y quedaron en paz por haber ganado ambos la batalla por la supervivencia. Batalla que no pierde el que muere, sino el que se derrota.
....Así Cosme Alberto y Hemingway aprendieron que “el hombre puede ser destruido, pero no derrotado”, por lo que siguen persiguiendo al Gran Pez del destino, con la bendición de Ixchel, frente a La Isla de las Mujeres.

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