ISSN 2215-972X
ISSN 2215-9738

San Juan de Pasto, Nariño , Colombia

PORTADA PRIMER NÚMERO

PORTADA PRIMER NÚMERO
Ilustración de Jhon Felipe Benavides ©

15 de octubre de 2010

VERTIENTES (Ensayo)

AN–ARQUÍA
FRAGMENTOS

Por Mario Madroñero Morillo
Pasto, Nariño

En las noches de encuentros y desencuentros furtivos, de gatos que jamás serán pardos, una nueva vida es inaugurada por una revolución an-árquica, cuya voz como un viento –evocando a Yves Bonnefoy– se mueve sin ruido entre los ruidos del mundo. Entonces, el seno en el que reposa nuestra (otra) vida se desnuda, y la alquimia sucede: En la distancia, entregamos lo que fuimos a la llama dorada más vasta del cielo de los acontecimientos.

La noche es heterogénea, por eso no hay gatos pardos, sólo caminantes de ensueño, cuyos encuentros no son casualidades ni causalidades, son acontecimientos que desbordan la comprensión de la presencia de quien vemos por de pronto, entre sombras, velado, mientras libamos su veneno al transformarlo en flor de alquimia inasible.

— Los alquimistas atraviesan las calles día a día y noche tras noche, para desbordar el tiempo. Ya no tras la vida eterna o la inmortalidad, sino en pos del acontecimiento. Es así como se inaugura la alquimia de los acontecimientos, al desbordar la inmortalidad y la eternidad y al hacer del presente otra vida, en ésta, sin más allá, ni más acá. Más bien inter y multi natura que contra natura.

— La alquimia de los acontecimientos evoca una poética del saber, no una arquitectónica, no una arquetípica, no una archiescritura. Mejor, una an-arquía de los sentidos y los orígenes, de los tipos y los modelos, de los órganos y las vísceras, de los instantes y las memorias. Es la apertura de las paradojas, pues en la presencia se diluye y difumina su condición misma, ya que ésta es una donación sin interés.

— El desinterés del acontecimiento, radica en su temporalidad incalculable y en su efecto incontenible. Pero no es extensión y absoluto, no es clausura y génesis. Si se quiere es otro nombre de la creación, junto a la que avanza entre los océanos paralelos, equívocos y polimorfos de la an-arquía.

— El desinterés del acontecer es la inauguración del caos, su desfondo, la ante-nada que precede al latido y de la cual una lengua es el abismal resto de la presencia que acontece y traza el horizonte del encuentro; cuando decimos hola al extraño extranjero y cuando cruzamos la mirada, al creer resolver el destino en el reflejo del otro, al roce de las manos y las pieles, entre aromas; cuando golpes recuerdan la distancia entre nosotros y en ese recuerdo la apertura del presente y en esa apertura la inauguración de la distancia y en esa lejanía, el acontecimiento otra vez, transformándolo todo en oro.

— El oro de los días y la sangre no son símbolos, son la metáfora del valor de una vida que se escapa y se materializa en el paso del caminante entre las calles y la noche, donde los gatos jamás serán pardos, pues la noche no es una, es la confluencia de las diferencias y su distanciamiento, el ahogo en su brillo y luego, su resquebrajamiento leve.

— Los alquimistas de los acontecimientos no existen, trazan ficciones como brechas en el aire y traspasan los tiempos, como aves y jaguares, como piojos y llamas, como aires y aguas, como tierras que en lo etéreo de sus estancias, dejan una huella mínima en la arena de las vidas que tocan.

— El tacto del alquimista del acontecimiento es una espina y una rosa, una gota de sangre y la lágrima de o(t)ro.

— El alquimista es el pensador de lo efímero, de ahí que el todo, la eternidad y la inmortalidad se le escapen, entre el juego de niños de su comprensión.

— La poética del saber en la alquimia de los acontecimientos es una filosofía, una música, un teatro y una danza, es una ciencia en la que la jovialidad es el signo de la comprensión de lo efímero, que en la desherencia desborda lo posible, al actuar en el presente de una revolución de vida.

— La poética de la desherencia es el lugar de exposición de la voz an-árquica, que resuena en el desmoronamiento de la realidad, para inaugurar la materia de la voz en la lengua de la transformación y la transmutación.

— La alquimia de los acontecimientos y la poética de la desherencia son el corpus de una revolución an-árquica que inaugura una vez, cada vez y otra, una vida.

San Juan de Pasto
Octubre 12 de 2009



Ilustración: Juan M. Tavella



Alquimistas
DIÁLOGO EN IMÁGENES

Por Juan M. Tavella

Tuve un grato encuentro con estos textos (An-Arquía y Conversatorio: El delfín, la serpiente y el artista), que dialogan entre sí, que comparten una inquietud, una pregunta; quizá sin intención de allanarla: quizá sólo por el gusto de compartirla. Los textos me acercaron a ese abismo de la pregunta, de la presencia, de la vida misma que nos interpela todo el tiempo. No tuve que buscar imágenes para representar este diálogo: creo que ya estaba lleno de ellas. Hablan de alquimias, y a su vez las gestan, gestan la alquimia de traer al mundo unas palabras, o unas imágenes, y empezar un diálogo que no termina en ellos, ni en nosotros, y quizá no termine nunca. 




CONVERSATORIO: EL DELFÍN, LA SERPIENTE Y EL ARTISTA
Por Sandra Mara Corazza
Porto Alegre, Brasil

Versión del portugués
de Jonathan Alexander España Eraso

Este texto es un Conversatorio con el de An–arquía,
en el que el encuentro en la dimensión de la escritura
(al igual que la sorpresa) es un pacto de creación.
Así subsiste sólo la fuerza inagotable de las declaraciones,

silbantes como flechas hacia el corazón del ser. En
Conversatorio se congregan, en una intensidad que da
lugar a lo poético, el ritmo de la frase, el tono de la
destinación, el ímpetu del proferimiento, para que la
escrilectura vuelva hacia nosotros, tan igual y tan
cambiada, y en un temblor de memoria haga crujir
el
tiempo tardío en el punto de la semejanza y las
palabras,
lamidas por las crestas de las olas, asuman
nuestras
posiciones siempre una sola vez y sólo
ahora y sólo aquí,
en atención a cada otro y
a su mar de devenires



I. Canto
-¿Será que, algún día, conseguiremos hacer que nuestra escrilectura llegue por las brisas perfumadas del mar al atardecer, nadando contra la marea, suba por la escalera del muelle, y vaya hasta donde la esperamos hace tanto tiempo?

— Y, allí, se detenga, serena e inquieta, en un único tiempo, a mirarnos, primeramente.

— Entonces, comenzará a hablar. Y dirá sólo lo que hace. Y todo lo dicho caerá en el mar.

— Y le diremos lo que no sabemos hacer, y ella estará de acuerdo.

— Y también lo que hemos dicho caerá en las aguas.

— Tal vez, entendamos que la que nos llegó de esa manera hace muchas cosas, mas lo que nunca sabremos es lo que sabe y de dónde viene lo que hace.

— A seguir, partirá, con un canto de sirena, en un brillo de algas marinas, con la sonrisa de un delfín, para que la riqueza de su vida crinoide, braquiópoda, coralina e íctica abunde por todas partes.

— Esta será, justamente, nuestra hora de comenzar a fantasear, ya que su fuerza intrusa, venida de regiones desconocidas, desalojó para siempre a nuestros yos – estas perniciosas personalidades secundarias.

— Y haremos crítica-escrilectura, sin suponer nunca que podremos ser o que encontraremos
escritores perfectos, lectores ideales, críticos totales, que no se alimenten con furor de su envidia, como una serpiente que se muerde y se remuerde.

— Y que se muerde a sí misma bajo las especies de otro (Paul Valéry).

— Así como habremos entendido que el que es artista precisa lograr que la posteridad crea que él nunca existió, como dijo Flaubert y llevó a cabo Ducasse en el acto de su vida breve.

— Sí. Por eso el artista deviene artista para fines intransitivos, fuera de cualquier función que no sea el mismo ejercicio de devenir artista, al tomar las palabras y las ideas por su manejabilidad material.

— Como decía Marcel Proust: – Esto que se llama posteridad es la posteridad de la obra. Es necesario que la obra de arte cree en sí misma su posteridad.

II. Tráfico

— ¿por qué preguntar por qué deviene artista el artista?

— ¿por necesidades internas de su inspiración purificación redención rescate de la virtud infancia y sus problemas don toque de las musas mucha lectura contexto social cultura época deseo de inmortalidad inteligencia genialidad obsesión por descifrar enigmas leyendas aterradoras sueños alucinantes confluencia de factores
narcótico opio cloral ajenjo fluoxetina marihuana cocaína crack éxtasis viagra?

— ¿por qué insistir en preguntar si la creación purifica o envenena? ¿crea vida o mata, trae salud o enloquece;
quien crea después de todo, hace crítica o hace clínica?

— una obra no se elabora en un encuentro encantado o aciago
no está dentro ni fuera sino junto al cuerpo

— saludables los incorporales producidos por la escrilectura que hablan sobre la muerte como aquello que abandona el dominio de la percepción ordenada y clara
crean la inversión de las apariencias introducen dudas en la posición de las imágenes del espíritu en relación unas con otras
provocan confusión sin destruir la fuerza del pensamiento que irrumpe invierten la relación entre las cosas confieren al pensamiento perturbado un vasto aire de verdad y de violencia ofrecen a la muerte una salida al ordenar que ella ponga primero la cabeza

— el artista deviene artista con sus artistagens por delirios extravagancias estrépitos excentricidades distracciones dispersiones divagaciones
todo aquello que lo hace salir de sí mismo promueve idas y vueltas entre posible e imposible hace que mujeres y hombres y niños y ancianos de letras rueden como piedras sufran y subsistan así mismo en el tráfico literario encrucijando-se tocando-se al poner la mano para concordar y sentir que la vida palpita sin nada de lógica interna sentido paladeable o concreto con todo de inverosímil improbable insoluble

— nadie hay ninguno
no existe un dios surgido de la máquina que pueda ser fuente originaria de cualquier escrilectura ni en el texto ni en la vida

— tal como en el teatro griego un personaje inesperado o improbable un tipo heroico un artefacto un evento introducido de repente en la ficción o en el drama para resolver una situación que parecía sin solución o para desenmarañar una trama

— no hay porque no existe ningún dispositivo para escribir-y-leer que venga como un dios-inspirador descendido mediante una grúa o de lo que fuere para atar los cabos sueltos de una historia o deshacer impases

III. Grito

— Soy un total abismo, grita Antonin Artaud.

Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil Universidade
Federal do Rio Grande do Sul

Octubre 14 de 2009*

No hay comentarios:

Publicar un comentario